1.17.2015

Tizones, rescoldos y heladas

Aprendió a hablar sin palabras
ser como el frío era su olvido,
tener constelaciones en la espalda
y un camino de amantes redimidos.

Si camina despacio es que se olvida
de los tantos destinos que transita
en la esperanza amarga se detiene
sin la prisa que anima otros días.

Cada sonrisa que se escapa es la tortura
saber que lo demás está de risa
y quizás se descojona a su espalda
tan efímero al espíritu de la brisa.

El invierno es la estación de los desmayos
tres funerales y un misterio
escenario de crimenes hogareños
a las brasas de los carenciales fuegos.

Un espacio abisal es cada instante
eterno a pesar de volar vacío.
El futuro que no llega y se le escapa
entre los dedos temblorosos del rocío.

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